viernes, 25 de septiembre de 2009

Tolkien y las mitologías

Las influencias griegas y romanas son dominantes. Los Valar son el equivalente de los dioses del Olimpo, siendo tanto femeninos como masculinos. A través de la intervención directa, pueden controlar las condiciones de la tierra, dando cada uno su propio reino de influencia. Los dioses masculinos son: Manwe, el dios del aire y anciano en rango, como Zeus; Ulmo, el Poseidón de los mares de la Tierra Media; Aule, señor de las substancias de la tierra; Orome, el cazador; Mandos, el guardián de las puertas de la muerte; Lorien, el dios de los sueños; y Tulkas, el dios de la lucha y la guerra. Las diosas femeninas son: Varda, diosa de la luz y novia de Manwe; Yavanna, diosa de la fruta; Nienna, guardiana del sufrimiento; Este, la sanadora; Vaire, la tejedora de historias; Vana, la diosa de la juventud; y Nessa, la hermana (como Diana) de Orome.

Aunque no hay una correspondencia exacta entre los panteones de las mitologías romana/griega y la “T”, el concepto y la organización son muy similares, incluso al orden descendente de divinidad: El Maiar, que corresponde a las ninfas, driadas, y así por el estilo. La similitud fundamental es que los dioses de la mitología “T” están, en el principio, íntimamente conectados al mundo e influencian de forma directa el curso de sus eventos, incluso dirigiendo batallas, muy parecido a los dioses en La Iliada. Incluso la mitología de Atlántida se conserva en el Atalante de Tolkien, la historia de la desaparición del hombre de la isla en el oeste.

Las influencias griegas y romanas son dominantes. Los Valar son el equivalente de los dioses del Olimpo, siendo tanto femeninos como masculinos. A través de la intervención directa, pueden controlar las condiciones de la tierra, dando cada uno su propio reino de influencia. Los dioses masculinos son: Manwe, el dios del aire y anciano en rango, como Zeus; Ulmo, el Poseidón de los mares de la Tierra Media; Aule, señor de las substancias de la tierra; Orome, el cazador; Mandos, el guardián de las puertas de la muerte; Lorien, el dios de los sueños; y Tulkas, el dios de la lucha y la guerra. Las diosas femeninas son: Varda, diosa de la luz y novia de Manwe; Yavanna, diosa de la fruta; Nienna, guardiana del sufrimiento; Este, la sanadora; Vaire, la tejedora de historias; Vana, la diosa de la juventud; y Nessa, la hermana (como Diana) de Orome.

Aunque no hay una correspondencia exacta entre los panteones de las mitologías romana/griega y la “T”, el concepto y la organización son muy similares, incluso al orden descendente de divinidad: El Maiar, que corresponde a las ninfas, driadas, y así por el estilo. La similitud fundamental es que los dioses de la mitología “T” están, en el principio, íntimamente conectados al mundo e influencian de forma directa el curso de sus eventos, incluso dirigiendo batallas, muy parecido a los dioses en La Iliada. Incluso la mitología de Atlántida se conserva en el Atalante de Tolkien, la historia de la desaparición del hombre de la isla en el oeste. (Fuente: menteabierta.org)
Naturalmente, la mitología “T” está más directamente vinculada a la mitología anglosajona.

Hablamos pues del sustrato mitológico indoeuropeo y del cristiano. Nuestro sustrato directo. Pero hay otros ¿no?

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